Después de convencer a las dos locas que me acompañaron por mi aventura nórdica, sin duda Islandia enamora.
Aunque viéndola cubierta de nieve fue espectacular, en verano debe ser lo más.
No pudimos explorar las tierras altas (queríamos vivir), parte de los fiordos del oeste y algunas zonas del norte porque estaban todas las carreteras cortadas o se necesitaban coches especiales, pero aún así conseguimos recorrer el país de punta a punta!!!.
Los que siguieron las «stories» por Instagram ya visteis el «sustito» que nos dimos en los fiordos…
Para los que no, resumiendo así brevemente: nos tuvieron que remolcar y la broma nos costó como ir y venir tres veces al país. Así que cuidado por donde os metéis que el hielo es muy traicionero.
Consejo súper importante para los que quieran ir en época de invierno: mirad la noche anterior sí o sí el estado de las carreteras en la página http://www.vegagerdin.is. Aunque puede que os encontréis una carretera cortada en mitad de la nada porque sí después de llevar unos km, con el mapa os podéis hacer una idea de las alternativas que tenéis para llegar a una zona o si directamente hay que olvidarla porque es impasable.
Para los suministros, parábamos en los supermercados Bónus y comimos un par de veces fuera (preparad el bolsillo para ambas cosas).
Comenzamos nuestra aventura llegando a Keflavík, explorando la península de Reykjanes.
Hicimos noche ahí y a la mañana siguiente fuimos a buscar nuestra furgo-casa que nos acompañaría en los 10 días de ruta por la isla. Para mí la mejor opción, ya que tienes mayor libertad y si algún pueblo/zona no te gusta pues pasas al siguiente y aprovechas mejor el tiempo. Hay que estar dispuesto a dormir en cualquier lugar…
Las risas están aseguradas.
Como dato, al final de nuestro viaje: hicimos casi 4.000 km!!!
Día 1
Antes de hacer la típica ruta del círculo dorado (Pingvellir, Geysir y Gullfoss) bajamos hacia los acantilados de Hafnaberg, rumbo al faro más antiguo de Islandia (Reykjanesviti) y los impresionantes islotes de Eldey.
Día 2
Amanecimos acampadas en la impresionante cascada Seljalandsfoss y nos empapamos en la oculta Gljúfurárbui.
De camino ya al sur despertamos las piernas subiendo unas cuantas escaleras para marearnos ante la imponente Skógafoss y un par de horas para llegar al famoso avión estrellado en la playa negra antes de llegar a Vík.
Hicimos la croqueta por las montañas del faro de Dyrhólaey, recorrimos las playas con columnas de basalto de Reynisfjara y vimos los farallones de Reynisdrangur.
Íbamos a quedarnos en Vík pero como todos los cámpings que íbamos encontrando estaban cerrados condujimos por la noche hasta llegar a Kirkjubaejarklaustur (otro pueblo más impronunciable).
Día 3
Pasear por campos de lava de belleza indescriptible y adentrarnos en un trekking para llegar a un lugar mágico:
Fjardrárgljúfur, el cañón más bonito que podía imaginar, impresionantemente enmudecedor.
Después de morirnos con esas vistas seguimos hacia el Parque Nacional Vatnajökull donde nos quedamos con ganas de pisar la lengua del glaciar Skaftafell y en su defecto hicimos un trekking para disfrutar de las vistas de los «sandar o sandur» y de la famosa Svartifoss.
Ya tenemos otro motivo para volver a Islandia (reservad con tiempo la excursión porque se llena rápido hasta en «temporada baja»).
La laguna de los icebergs, Jökulsárlón donde avistamos focas y nos acabamos de quedar con la boca abierta.
Hicimos noche en Höfn, un pueblecito pesquero con mucho encanto.
Día 4
Recorrimos los pueblos de los fiordos del este, nos quedamos con las ganas de ver Mjóifjördur y su famoso barco oxidado, lo intentamos pero tuvimos que dar la vuelta ya que la carretera estaba fatal (ahí es cuando empecé a hacerle caso a la página de las carreteras jajajaja).
Por la noche queríamos llegar a nuestro primer pueblo del norte (Vopasdjôrdur) pero en mitad de la nada y con una ventisca considerable nos encontramos la carretera cortada y tuvimos que dar la vuelta y dirigirnos a la zona de Myvatn. Condujimos muchísimas horas pero vimos un zorro ártico blanco súper mono y una mini formación de auroras!!!
Día 5
Visitamos la cueva Grjótagjá, el campo de lava Dimmuborgir y las fumarolas de Hverir.
Intentamos subir al cráter Víti, estaba todo congelado pero fue otra anécdota más para reírnos (aún no sabíamos lo que nos deparaba en los fiordos del oeste).
Después del gran palizón nos fuimos a los baños naturales de Myvatn (100% recomendables, más que los de Blue Lagoon, lo siento, pero son una turistada).
No pudimos ver Dettifoss porque las carreteras estaban cortadas pero disfrutamos de la impresionante cascada de los dioses.
Por la noche nos dirigimos a Akureyri.
Día 6
Visitamos los pueblos del norte (la mayoría 4 casas) y disfrutamos del mar de Groenlandia.
Ya de noche nos dirigimos hacia los fiordos del oeste donde pudimos ver auroras boreales mientras nos quedamos atrapadas y casi no lo contamos.
Día 7
Los ansiados y temidos fiordos del oeste, paisajes espectaculares pero una locura pasar por ahí.
Ya lo dice la guía que la mayoría de los turistas ni van, es otro de los motivos por los que volvería (con buen tiempo, claro).
Día 8
La península del oeste Snaefellsnes me encantó.
Aquí pudimos disfrutar del precioso Stykkishólmur y recordar al gran Ben Stiller en «La vida secreta de Walter Mitty».
En esta zona los pueblecitos son súper bonitos, vimos iglesias que daban miedo y playas espectaculares.
Día 9
Visitamos la capital, Reikiavik, que fue lo que menos me gustó y la famosa laguna azul.
Al día siguiente cogíamos el vuelo de vuelta a Barcelona.
Y después de esta gran aventura sólo puedo decir:
Viaja, viaja hasta que no puedas más, hasta que la vida se te acabe, porque, ¿qué es una vida sin ver mundo?
losviajesdebesondere 